Es inevitable sentir.
Los sentimientos nos hacen ser más vulnerables y a la vez
nos hacen vivir todo con mucha más intensidad. A fin de cuentas la vida resulta
más interesante.
El problema nos lo encontramos cuando el dueño de los
sentimientos, los guarda en una caja, bajo llave y no los deja respirar. Esas
emociones quieren salir, quieren florecer, ser correspondidas y aunque acaben
cometiendo un error, quieren equivocarse. Sin embargo ese amo de llaves
presiona esos sentimientos bajo una caja reforzada comprimiéndolos para hacer
hueco a otros sentimientos frustrados.
Aparentemente todo puede estar bien, pero como en los
ordenadores, por mucho que comprimas un archivo, al final acaba ocupando
espacio en tu disco duro.
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